AZOGUES, Ecuador --- Motivado por el nacimiento de su hijo Mateo, que le hizo darse cuenta que quedar sin pañales no es una opción, Pedro abrió un tienda de pañales y productos relacionados hace tres años y medio en la ciudad de Azogues. Con la visión de atender bien a los clientes, el negocio de Pedro ha crecido más allá del local original a un segundo local en un sector cercano. Como un bebé bien nutrido y bien cuidado, el negocio está creciendo y floreciendo.
"Yo entendí que todo es de Dios. Todo es de Él; yo soy un mayordomo." Pedro dice. "Todo esto fue Dios mostrándome que en verdad Él es el dueño de todo y estoy viendo la bendición."
Pedro nació cerca de la frontera con Perú y se trasladó a la provincia del Cañar donde conoció a su esposa, Anita, una profesora de escuela. La ciudad de Azogues donde viven es una ciudad de 34.000 habitantes ubicada en el valle de los Andes y tiene una economía basada en la producción agrícola, la pequeña industria y la producción de sombreros de paja toquilla (sobrero panamá). Sin embargo, la tasa de desempleo es alto y a Pedro se le dificultó encontrar trabajo. "No me querían dar trabajo porque yo no era de aquí. Como era de otra ciudad, no me querían dar. Yo tenía en mi mente muchas ideas de ponerme negocios. Pero siempre había ese miedo. Siempre había ese temor--¿ahora me ira o no me ira bien? ¿Y si no vendo? ¿Si a los clientes no les gusta mi producto?"
Después de que nació Mateo, Pedro y Anita se dieron cuenta que había un producto que siempre es de gran demanda: pañalas, y además toallas húmedas, fórmula para bebés y otras necesidades para los bebés. Sin embargo a Pedro le hacía falta formación sólida en negocios y acceso al círculo de intercambio que le permitiría desarrollar sus fortalezas y sus talentos. Su negocio no estaba dando resultados al principio y quiso cerrarlo y regresar al lugar donde nació para conseguir trabajo.
El punto que cambio todo fue cuando Pedro asistió a un curso de capacitación empresarial de Cuenca Partner, el afiliado local de Partners Worldwide en Cuenca, una ciudad cercana donde se dictó el curso. "Fue una tremenda ayuda porque yo no sabía nada de negocios", dice Pedro. "Aprendí cómo desenvolver un negocio, cómo sacarlo adelante y cómo manejar la contabilidad. Todo cambió podría decir un 80% para lo que estaba. Realmente fue una transformación."
Algo que se aprendió era el control de inventarios. "Cuando solo tenemos un stock mínimo de tres unidades de un producto, ya tenemos que otra vez pedir más", el dice. Por solo aplicar este concepto, Pedro administra hoy una empresa confiable.
"Pedro tiene rotación apropiada y un control por caja que administra el tener un stock mínimo, algo que la competencia a veces no tiene", dice Carlos Serrano, quien trabajo con Cuenca Partners. Cuando el cliente vea una organización en la atención del negocio, ellos regresan porque les resulta confiable.
Además de ser confiable, existe honradez y el deseo de "ser fiel a Dios en todo." Esto significa que Pedro no compra productos robados a bajos precios para su tienda. "Sé que no es correcto", él dice. "Lo que yo quiero es comprar solo con facturas y hacer todas las cosas bien para que todo salga bien. Entonces esto ha sido fundamental para que crezca este negocio y Dios ve mi fidelidad."
Hoy
día el negocio tiene muchos clientes y no es raro que Pedro atienda diez clientes
en diez minutos. Existe tanta demanda que Pedro abrió otro local a la distancia
de ocho cuadras y contrató una empleada para manejarlo. Ambos negocios están prosperando,
proveyendo por medio de este negocio una utilidad para su familia y el éxito radica en llenar las necesidades de sus más próximos en
una ciudad que no le vio nacer pero que le ha visto prosperar con arduo trabajo
y cumpliendo los principios aprendidos en la iglesia local y con el apoyo de
Cuenca Partners.
El tiempo dirá lo que se puede hacer con el negocio. Dios tiene grandes planes para mi vida. Esto yo sé. Estoy convencido de esto. Mi anhelo es mantenerme fiel para con Dios.
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